¿Te sientes menos que los demás? Comienza por aquí
En algunos casos, se trata de una sensación pasajera que nos «ataca» en momentos específicos de nuestra vida, cuando perdemos el trabajo o atravesamos una ruptura amorosa, por ejemplo. Sin embargo, también puede suceder en algunas personas que desde que tienen memoria, sin importar lo que hayan obtenido, mantienen una visión empobrecida de sí mismos, y de todo lo que han logrado en su vida.
Sentirse menos que los demás se confunde con muchas otras cosas, afecta todas las áreas de nuestra vida y sí, se siente horrible. Encima, si llegamos a hablarlo con alguien de nuestro entorno, en su afán de ayudar y darnos ánimos obtenemos respuestas del tipo «vamos, ¡levanta tu autoestima!», «anímate» o «todo irá mejor, ya verás».
Al final, no es de extrañarse que terminemos peor que al principio. No es fácil dar a entender que la sensación de inferioridad (con todo lo que eso implica y arrastra) no es una elección de la persona, no se trata de actitud ni de los pensamientos elegidos.
Si te llamó la atención el artículo supongo que algo sucede contigo o puede que conozcas a alguien muy cercano que se sienta de esta manera. Definitivamente es un tema muy sensible y trascendental, por lo que de entrada, merece la pena tener un poco de paciencia.
Escribiré otras entradas que tienen que ver con esto y, por ahora, pretendo invitarte a la reflexión y comprensión del «mapa» de la sensación de inferioridad, con el fin de ayudar en la futura toma de decisiones.
Distinguir para comprender
Entiendo perfectamente que conocer la causa o los desencadenantes de esta emoción de inferioridad, no necesariamente ayude a superarla y hacer que te sientas mejor «por el simple hecho de conocerlas».
Sin embargo, estoy convencido de que tener claridad sobre lo que nos duele es mejor que la oscuridad, porque esto último nos desconcierta, nos hace vulnerables, y terminamos sintiéndonos «bichos raros».
Son varios puntos que voy a señalar y diferenciar, en la esperanza de que alguna de las aristas que desarrolle se acerque lo más posible a lo que puedas estar sintiendo ahora mismo.
Pero recuerda, no basta con conocer. Sin importar la claridad que pueda ofrecerte, tocará luego «hacer algo al respecto» para lograr la plenitud en ti o en alguien que tu quieras. ¡Manos a la obra!
1.- El rango de edad nos dice algo…
En la vida hay momentos y etapas, y puede que la sensación de inferioridad se deba a nuestra incapacidad para afrontar un cambio.
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Si tienes menos de 20 años
En la adolescencia y cuando nos preparamos para encarar nuestra vida como adultos, necesariamente debemos afrontar cambios que tienen que ver con la responsabilidad de nosotros mismos. Las figuras de papá y mamá (si estaban con nosotros) se trastoca, y la posibilidad de sentirnos solos y desvalidos se hace presente. Muy presente.
Sentirnos menos que los demás en esta etapa puede deberse sencillamente a que comenzamos a valernos por nosotros mismos y los padres dejan de tener la última palabra (esto al menos debería ser así), y las consecuencias de nuestras acciones se hacen más latentes.
Creo que es perfectamente normal (si me permites el uso de esta palabra) sentirse menos que los demás en este momento, o confundir esta emoción con miedo.
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Si tienes entre 20 y 35 años
Es una etapa marcada principalmente por la construcción de lo que será más tarde nuestra vida adulta y, si nos equivocamos en las primeras decisiones, las consecuencias no se dejan esperar.
En mi opinión, es en esta etapa en la que yo me preocuparía si aparecen los primeros vestigios de la inferioridad, ya que las probabilidades de que tu autoestima y confianza no estén bien desarrolladas, son bastante altas.
Es fácil confundir la sensación de inferioridad con muchas otras cosas y, lamentablemente, tendrá mucha influencia en las decisiones que tomes, provocando demasiados «errores no forzados».
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Si tienes más de 35
La sensación de inferioridad comenzará aquí su máximo apogeo, ya que (como verás más adelante en el artículo) muchos de tus conocidos obtendrán los primeros logros visibles, y serán precisamente ellos los que elegirás para compararte y concluir que ya no se trata de una emoción de inseguridad sino que, efectivamente, eres inferior a ellos.
¡Wow!
Obviamente, es una conclusión errónea. El punto en cuestión es que en este momento, es probable que la sensación de inferioridad se haya transformado en una franca y completa depresión. Quizás no una que no te permita levantarte, pero sí lo suficientemente fuerte como para filtrarse en todas las áreas de tu vida.
2.- ¿A veces o siempre?
No es lo mismo si te sientes menos «a veces», que todo el tiempo. O si tienes gran parte de tu vida sintiéndote de esta manera.
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A veces
Para este caso, independientemente de las circunstancias, podría afirmarte que mayormente se trata de un ligera falta de confianza en ti mism@, producto de que estás atravesando algún cambio, conociendo gente nueva o aprendiendo algo nuevo.
No digo que no se pueda o debas trabajarlo, sólo que con algo de empeño y paciencia lograrás mejorar rápida y fácilmente.
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Siempre
Esta situación es exactamente la opuesta a la anterior. Siento que no tiene caso extenderme mucho aquí, porque es claro y contundente que necesitas ayuda profesional, tanto si es tu caso como para alguien de tu entorno.
Créeme, no hay muchas vueltas para darle. No tiene caso permanecer en una situación de este tipo «gastando vida» cuando la sensación de inferioridad (o en lo que se haya convertido) no ha cesado en años.
3.- Te sientes menos…., ¿sobre algo en concreto o en general?
También cabe esta distinción, ya que la he encontrado en varias oportunidades.
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Mi vida en general
Se asemeja un poco al último apartado de la distinción anterior y no hay mucho para «rascarle», al menos en el presente artículo. Busca ayuda. No tiene caso gastar vida aferrado a una esperanza o aguantando.
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Aspectos materiales
Se presenta cuando tu cuñado compra un auto nuevo, hace un viaje al caribe o remodela su casa (cuñado, hermano, vecino, amigo…, da lo mismo). Sabes a qué te estás enfrentando, ¿no? Es tu ego el que llora, que más tarde pasará algún tipo de factura.
Atiende este aspecto porque puede empeorar, pero deja decirte que no estás frente a una situación como la anterior, que a mi modo de ver es un poco más compleja. El ego existe, vive dentro de nosotros y aunque está muy «satanizado» tiene una función que cumplir. Eso sí, los extremos son malos, así que no es buena idea alimentarlo demasiado.
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Aspectos intelectuales
Se le parece al anterior: estás en un entorno competitivo y de mucho ego, en el que una maestría, un doctorado o una promoción en el trabajo hacen las veces de auto nuevo o remodelación. Si la competición «te jode» por la causa que fuere, debes plantearte otros horizontes profesionales.
3.- El origen
Por la naturaleza de esta emoción, el origen es sólo uno y está más que claro: te comparas con los demás. Es que… ¡no puede ser de otra manera! Sin embargo, de poco sirve quedarnos con esa conclusión, lo importante es saber porqué te comparas y mucho más que eso: cómo hacer para dejar de compararte de forma inconsciente.
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Crianza
Cuando eras niñ@ te compararon con hermanos, primos o compañeros, de forma sutil o descaradamente directa. A esto le podemos sumar que querías agradar a tus padres y nada de lo que hicieras parecía dejarlos satisfechos.
Ahora bien, como adulto y responsable de tu propia vida, poco te va a servir trasladar la culpa a tus padres. No. Ellos querían educarte y la mejor manera que tenían a la mano fue esa. Piensa que a ellos les debe haber ido considerablemente peor con tus abuelos. Aceptar y perdonar es el camino.
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Genética
Un tema que lo abordaré en el futuro desde diferentes ángulos, así que te pido un poco de paciencia porque hay mucha tela para cortar aquí. En concreto, cuando se presenta alguna forma de depresión, por más leve que esta fuere (distimia, por ejemplo), vas a experimentar la emoción de la inferioridad…, ¡y varias otras también!
Si sospechas que lo tuyo viene por este lado, deja decirte que hay alternativas para vivir plenamente, disfrutar mucho de la vida, de tus logros y de tu presente. Hay un camino que quiero presentarte, y lo único que tienes que hacer es estar mínimamente predispuest@ a transitarlo.
Ideas para el Plan de Acción
Después del análisis que acabas de leer, toca reflexionar y, eventualmente, dar el primer paso en una dirección diferente. En esta oportunidad organicé este último segmento con ideas y estrategias de lo que puedes hacer o no, siempre en mi opinión, así que te tocará a ti contrastarlas de acuerdo a tu sentir y luego, tomar una decisión.
Qué es lo que NO debes hacer
- Hacer más grande la situación: mucha gente que vive con esta emoción se termina avergonzando de sí mismos y esto a su vez, genera una culpa y angustia que puede ser superior al problema original. Tienes que entender que no eres una mala persona (mal hij@, mal espos@, mal amigo), así que fuera la culpa y bienvenida la responsabilidad. Cada día de tu vida hiciste lo mejor que pudiste estando condicionado por una emoción que te limitaba enormemente. Si te reprochas algo, estarás siendo terriblemente injust@ contigo.
- Sacar conclusiones: conclusiones y decisiones a partir de lo que sientes, definitivamente no es una buena idea. Me refiero a iniciar un negocio, cambiar de trabajo y cosas por el estilo. El problema está en tu interior, y es ahí donde debes enfocarte para recuperar tu eje y el equilibrio.
- Amigos y familiares: compartir tu situación con una o dos personas puede ser buena idea, te ayudará a sentirte mejor. Pero por favor, que tus emociones no sean «el platillo» de conversación en reuniones en las que no estés presente. Te enterarás tarde o temprano, y te sentirás expuesto. Si lo haces… ¡que sean personas de confianza!
- Luchar y perseverar: me refiero a la creencia de que, esforzándote más, conseguirás más logros en tu vida y de esta manera ya no te sentirás menos que los otros. Porque tendrás un título, una especialización, o más dinero, pero al final del día eso no cambiará nada, créeme.
- Aislarte: este es, sin lugar a dudas, un síntoma de depresión. No es para preocuparte pero sí para «ocuparte». Por favor, rompe el aislamiento y busca ayuda profesional.
- Ponerte metas más grandes: en la falsa creencia de que al menos así, aunque de momento no las hayas alcanzado, tu emoción desaparecerá por arte de magia porque ahora tu enfoque está puesto «en algo grande y seguramente importante». Lejos de eso.
Lo que SÍ puedes hacer
- Trabajar la aceptación: esta emoción es parte de ti, ha moldeado gran parte de tu vida y renegar de ella, pelearte con ella, sólo empeorará más las cosas. Acéptala amorosamente y crea una nueva historia a partir de ahora. Una vida plena te está esperando.
- Ayuda profesional: definitivamente es una buena idea. Necesitas aclarar tus pensamientos, organizar tus emociones y dejarte ayudar. Sólo recuerda que no todos los psicólogos y terapeutas son igual de eficientes, y si uno no te satisface debes buscar otro.
- Mirar más tus logros: en contra posición a «ponerse metas», esto es algo que rara vez hacemos y vivimos en un inconformismo mal entendido. Haz hecho muchas cosas de las cuales debes sentirte orgullos@ y satisfecho. Llegaste mucho más lejos de lo que te habías planteado en el inicio, así que presta atención también a esto. Te sacará buenos momentos y te ayudará a sonreír.
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Hecho con amor,
Federico
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