El Peligro de tener Metas y Objetivos
En toda mi vida jamás conocí a alguien que abogara, o por lo menos dejara abierta la posibilidad, a que es igual de efectivo ponerse metas y objetivos en todas las áreas de tu vida, que no tener absolutamente ningún tipo de metas, y que viviera al día, simplemente con lo que la vida le fuera proporcionando.
En rigor de verdad, tengo que aclarar que yo sugerí al final de mi libro Mentes Triunfadoras, la existencia de un «Contra-Modelo de Excelencia» a todo lo que te estuve presentando, personificado en la caracterización de Forrest Gump.
Forrest Gump
Para que me comprendas, tienes que haber visto la película. Los más jóvenes, pueden ver información de la misma haciendo click aquí.
En esta fábula, Forrest Gump es una persona que padece un leve retraso mental y que a pesar de eso, consiguió muchísimas cosas en su vida. Se hizo millonario, fue condecorado como Héroe de Guerra de Vietnam por el presidente de su país y fue campeón de tennis de mesa, entre otros logros iguales de asombrosos. La curiosidad más grande de esta historia, la representa una paradoja extraordinaria. Nada de todo lo que logró, figuró alguna vez en una meta u objetivo que él se trazara. Nada. Y por el contrario, toda su vida deseó casarse con una mujer de la que estaba perdidamente enamorado, pero jamás lo consiguió. En el contexto de lo que estamos hablando, podrías decir que la única meta que Forrest Gump tenía en su vida, no pudo cumplirla. Algunos pensarían que «fracasó», más allá de qué tanto te disguste esta palabra.
En algunos talleres y conferencias donde he expuesto esta idea, termina desarrollándose una controversia sobre el tema y que nunca fue mi intención «que se armara». Yo pretendo que las personas reflexionen sobre el asunto y traten de imaginarse cómo serían sus vidas si no fueran regidas por objetivos y metas previamente establecidos.
¿Crees que andarías a la deriva, como dando palos de ciego? ¿Estás segur@ de tu respuesta? Porque independientemente de tus conclusiones, he de confesar que yo no tengo una postura fija al respecto. ¡Pero es un tema que me encanta!
Más allá de la inquietud que puede causarte el punto anterior, sí quiero que estés al tanto de que ponerse Metas y Objetivos, está asociado a una situación que en muchos casos (creo que la mayoría), explica desde el mismo momento de que decides tus Metas, el por qué luego no puedas alcanzarlas.
Espero haber captado tu atención en este momento, para que leas el artículo hasta el final, y conozcas una poderosa herramienta que quiero compartir contigo (y totalmente gratis). Comencemos.
El Ego y la Necesidad
Las dos entidades que lees en el título, son los peores enemigos que puedes tener a la hora de trazarte una meta. Sin embargo, quiero aclararte que por tu condición de ser humano, es literalmente imposible que puedes prescindir en un cien por ciento de ellos. En alguna medida, por más pequeña que esta fuera, las Metas y Objetivos que termines decidiendo estarán «salpicadas» con alguna mancha de Ego y/o de Necesidad. ¿Sorprendid@? Deja ponerte algunos ejemplos.
Metas salpicadas con Ego
- Hacer un viaje
- Comprar un auto o una casa
- Bajar de peso (cuando sea el caso)
- Comprar un teléfono nuevo (si el que usas aún funciona)
Y todas las compras o cosas que hagas y que sean explicadas así: «porque me lo merezco», también caen en esta categoría.
Metas salpicadas con Necesidad
- Casarse o divorciarse
- Tener una familia
- Bajar de peso (cuando sea el caso)
- Conseguir o cambiar de trabajo
- Comprar un teléfono nuevo (si el que usas ya no funciona)
Quiero aclarar y poner especial énfasis, en que yo no estoy poniendo ningún tipo de juicio de valor en el tipo de metas que tengas en tu vida. Tampoco es importante en este momento que te cuestiones si un viaje que has hecho por placer, responde a la necesidad, a un gusto o al ego. Solamente quiero que entiendas que cuando tenemos una necesidad «manifiesta» como falta de dinero, nuestra meta se traduce en buscar un trabajo o cambiarnos a uno que tenga mejor paga. ¿Me explico?
Por otro lado, nadie tiene una «necesidad manifiesta» de poseer un automóvil del año o el último teléfono celular del mercado. Esos son caprichos que te los das por gusto y placer, léase «Ego».
En cualquier caso, la Meta que hayas decidido para tu vida tendrá algo de Ego y Necesidad, y como estas dos entidades implican un gran contenido emocional, a mediano y largo plazo las cosas se te complicarán desde «un poco hasta bastante».
Las tiendas de accesorios de lujo venden muchos productos a clientes que se merecen esos artilugios sin importar su capacidad de pago. ¿Se lo merecían? ¡Desde luego que sí! Al igual que tú y que yo…, y que todo el mundo. Pero por merecerlo, ¿debemos ir a comprarlo? ¿No podría significar que el «merecimiento» esté tapando una carencia emocional de algún otro tipo?
Asimismo, si actualmente tienes un trabajo donde ganas mil dólares mensuales y necesitas el doble de esa cantidad, es muy probable que termines trazando una meta de encontrar un trabajo que te pague dos mil dólares, ¿verdad? Sería lo más lógico. Pero… ¿cómo rayos puedes estar seguro de que tu capacidad apropiada no fuere para un trabajo que te remunere quince mil, veinte mil dólares o mucho más? La idea opuesta también puede caber aquí. Si alguien busca un trabajo de cinco mil dólares mensuales porque eso es lo que «necesita»… ¿de donde demonios sacó la idea de que tiene capacidad para generar esa cantidad?
¿Me voy dando a entender cuando hablo de los problemas que acarrean el Ego y la Necesidad al momento de trazarse una meta? Creo que en este punto, no debería resultarte tan descabellado el «Modelo Forrest Gump», ¿no es cierto?
En lugar de ponerse metas (obviando para este ejemplo el caso de Jenny), él se limitaba a dar lo mejor de sí mismo en cada situación que la vida le ponía por delante. ¿Qué podría pasar en tu vida si hicieras algo semejante? ¿Hasta dónde crees que podrías llegar?
Hay una frase memorable que me gusta mucho y además ilustra muy bien esta idea de vivir la vida al estilo «Forrest Gump». La encontré en la película El Último Samurai, estrenada en el año 2003 y protagonizada por Tom Cruise. En esta historia, un guerrero se acerca a su maestro unos días antes de la batalla para preguntarle si creía que el hombre tenía un destino pre-establecido. Su maestro le contestó que…
«…el hombre hace todo lo que puede en su vida. Hasta que se le devela su destino.»
Antes de que decidas si estás de acuerdo o no con la última afirmación, creo que merece la pena una reflexión. Prueba cambiando la palabra «destino» por «Metas», para agregarle un poco de sazón al dilema.
En mi caso particular, no puedo estar seguro ni afirmar que lo que te estoy presentando es la postura correcta. Pero cuando recuerdo que Carlos Slim no quería ser «el hombre más rico del mundo» (como finalmente lo fue), y que Michael Jackson no quería ser el «Rey el Pop» (como finalmente lo fue), ni que JK Rowling no pretendía ser la primera escritora multimillonaria de la historia (como finalmente lo fue), y que Lionel Messi no quería ser el mejor jugador del mundo (como finalmente lo fue); no puedo dejar de reconocer que al menos en algo, Forrest Gump tenía razón.
¿La Solución?
Si después de haber leído y considerado toda la información que te proporcioné, no he podido convencerte y no estás dispuest@ a abandonar tus Metas y Objetivos, también puedo ofrecerte una herramienta que te encantará.
Desde hace algunos años, yo he dejado de utilizar el concepto de Metas y Objetivos. Cuando la gente acude a mí para que les ayudes a conquistar sus sueños (léase Metas u Objetivos), es obvio que lo hacen porque no han podido hacerlo ellos mismos y si no han podido, es muy probable que la dosis de Ego y Necesidad en sus Metas sea bastante alta.
Cuando conocen esta técnica, mis clientes se enamoran de inmediato, literalmente les encanta. Ya no utilizamos la palabras metas ni objetivos y en su lugar…, en su lugar…, les presento a la
PROYECCIÓN
La PROYECCIÓN es una idea, una estimación hecha por la misma persona de cómo cree que estará en un tiempo futuro, «pero haciendo exactamente lo mismo que está haciendo en el presente». Y el cambio es milagroso.
Si yo te preguntara: «¿cuál es tu PROYECCIÓN?» (en lugar de ¿cuál es tu meta?), necesariamente tendrías que partir del momento presente y considerar absolutamente toda tu experiencia actual (bueno, malo o regular), y tú mism@ determinar cómo sería tu vida en un futuro mediato. Y si no te gusta tu PROYECCIÓN, solo tienes que hacer algunos cambios ahora mismo, en el presente. En tu presente.
No hay Necesidad, y tampoco hay Ego. Solo aceptación de tu yo más íntimo y tus circunstancias.
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Hecho con amor,
Federico
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